miércoles, 12 de mayo de 2010
El ‘derrama-miel’ Se le llama así porque la pareja es muy empalagosa, es decir, no puede estar ni un momento sin tocarse. Siempre que los ves están abrazados, dándose besitos, diciéndose cositas al oído y, sobra decirlo, siempre están de manita sudada. Esto no está del todo mal porque, como en cualquier noviazgo, existe la atracción física; sin embargo, es muy importante que detrás de esa atracción un tanto superficial, se desarrolle una atracción mucho más profunda, una atracción emocional. Porque, ¡oh, desilusión!, la pasión del inicio reduce con el tiempo y si no hay nada más que sostenga la relación, si en el noviazgo sólo había identificación física, entonces el cortón está a la vuelta de la esquina. Consejo: Tómalo o déjalo... Al principio, todas las relaciones tienen su etapa de derrama-miel, pero si ya llevan varios meses juntos y cada vez que se ven es sólo para tocarse y sentir bonito; si no han hablado seriamente entre los dos, ni se conocen con profundidad porque han estado muy ocupados derramando miel por todos lados; entonces, temo decirles que lo suyo es pura atracción sexual y no les interesa ni un comino lo que el otro piensa. Tarde o temprano, el atractivo se acabará y, créeme, también el noviazgo. Una relación así no vale la pena, sobre todo si tomas en cuenta los riesgos que corres al involucrarte con alguien que sólo te quiere por tu físico: pueden comenzar una relación sexualmente activa y entonces es muy probable que ocurra un embarazo. Y todo porque no quisieron echar a perder la pasión del momento, echaron a perder su vida y tal vez la de otro ser inocente.
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